El ambiente laboral era en general malo, no existían las herramientas necesarias para mejorarlo. El ruido era excesivo, el compromiso nulo y la comunicación deficiente en todos los niveles. Faltaba un plan de carrera así como un desarrollo claro para cada integrante de la planta. Al analizar el diagnóstico que arrojó la encuesta de satisfacción en el trabajo, realizada al personal, se entendía el porqué los demás indicadores no estaban en el nivel deseado. En los últimos años la planta se había distinguido por su bajo desempeño, poca rentabilidad y por ser una mala opción para nuestros accionistas; esta crisis de resultados se agravó de manera sustancial en los últimos seis meses.
